La religión católica, más que ninguna otra, parece tener la necesidad de exhibir sus imágenes e iconos, de sacarlos a la calle con cualquier excusa.

Procesiones, romerías, rogatorios y actos similares exhiben a las representaciones religiosas y los fieles aprovechan esas ocasiones para exhibirse de igual modo, mostrar su fe, hacer pública su alegría o su tristeza acompañando al objeto de su devoción.

Las fotografías han sido tomadas en esos momentos de demostración pública de la fe, cuando los iconos religiosos han tomado la calle afectando al comportamiento de su devotos. 

Me interesan los que participan tanto como el público y los que rodean cada acontecimiento, más que las imágenes o los actos religiosos en sí, en ellos he centrado mi trabajo.